Como si se tratara de un cuadro surrealista al suroeste de Bolivia se encuentra uno de los desiertos más pintorescos del mundo, que lleva el nombre del artista más icónico de este género. Se trata del desierto Salvador Dalí, que sobresale por su espectacular paisaje en el que a lo largo una gran planicie árida y desolada, se alternan una serie formaciones rocosas aisladas que parecieran tener poca relación con el entorno.
El desierto está localizado al suroeste del país, específicamente en departamento de Potosí - dentro de la Reserva Nacional de Fauna Andina - Eduardo Abaroa. La actividad geotérmica y volcánica, los salares, las lagunas, las fuentes termales, las formaciones rocosas y las tierras con minerales, se mezclan para darle vida a este particular paisaje de colores tierra y formas abstractas, en el que los trazos dejan el lienzo para plasmarse sobre la naturaleza, recreando un mundo surrealista que pareciera salido de otro planeta y que nos recuerda las pinturas del famoso artista catalán.
A pesar de la fuerte aridez de la zona, se pueden observar algunas especies de plantas y árboles que al igual que las aves, las vicuñas, los zorros y los pumas, han logrado adaptarse a la alta salinidad, sequedad y bajas temperaturas del lugar.
Aunque pareciera que Dalí hubiera encontrado en este desierto su inspiración, el artista nunca supo de la existencia del aquel paisaje surrealista en el que sus obras cobran vida, demostrándonos que la naturaleza es capaz de crear paisajes inimaginables, que nos sirven de inspiración y nos hacen soñar.
Texto e imágenes: Carlos Lince ©