La Vall d'en Joan era una profunda depresión del macizo del Garraf, comprendida entre los municipios de Begues y Gavà, en la comarca del Baix Llobregat. Su uso como vertedero se remonta al año 1974, cuando fue destinado para depositar la mayor parte de los residuos urbanos producidos por la ciudad de Barcelona y su área metropolitana.
Los residuos depositados a lo largo de un periodo de más de treinta años, acabaron por rellenar una gran concavidad natural de aproximadamente 60 hectáreas de superficie y 80 metros de profundidad. Un proceso que genero grandes transformaciones en un paisaje, caracterizado por una nueva topografía artificial, formada por taludes, terrazas, y rampas en zigzag, por donde circulaban los camiones que transportaban los residuos.
Su uso como vertedero durante décadas contaminó el lugar, a tal punto que se calcula que el metano liberado por la gran masa de residuos, representa aproximadamente el 20% del total de gases de efecto invernadero emitidos por la ciudad de Barcelona. Debido a la gran cantidad de lixiviados producidos por la explotación y la porosidad del terreno, fueron filtrándose los líquidos hasta llegar a contaminar el acuífero de Castelldefels.
En el año 1999 se puso en marcha un ambicioso plan financiado conjuntamente entre el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona, la Mancomunidad de Municipios, la Junta de Residuos y la Unión Europea; el cual tenía como objetivo clausurar el vertedero y su posterior restauración paisajística, con el fin de integrarlo al Parque Natural del Garraf.
La regeneración paisajística incluía tres objetivos básicos:
Resolver problemas técnicos complejos
Crear nuevo espacio público
Construir un nuevo paisaje
El equipo multidisciplinar que llevó a cabo el proyecto estuvo conformado por un grupo de ingenieros ambientales, geólogos, arquitectos del paisaje y agrónomos, quienes trabajaron conjuntamente para darle vida al nuevo paisaje.
El proyecto de restauración se define por un patrón de configuraciones topográficas que consisten en terrazas y pendientes laterales, convidas con un sistema de drenaje de fluidos internos (separados de la red de drenaje externa), una red de extracción de biogás, senderos y vegetación nativa.
El relleno comenzó en el punto más bajo, eliminando arbustos y árboles e impermeabilizando los suelos arcillosos, mientras el acopio de desecho todavía estaba en la parte de arriba. Se hizo una superposición alternando capas de desechos con capas superficiales de tierra.
La red de aguas superficiales fue segrega de la red de aguas internas, para evitar que las aguas pluviales entraran en contacto con los residuos y aumentaran el flujo de líquidos contaminantes que estos producían. De esta forma, un sistema de canales y zanjas perimetrales fueron instaladas para recoger y canalizan las aguas pluviales superficiales, y así alimentar una red de riego que facilitara el proceso de reforestación del nuevo parque.
Se instaló un sistema de captación y recogida del biogás producido por la fermentación de los residuos. El gas es aspirado mediante tres compresores y conducido a una planta generadora donde una serie de motores lo utilizan como combustible para luego transportarlo hasta la red eléctrica general.
Para el proyecto de restauración del vertedero del se planteó el diseño de un mosaicos agroforestales que fuera capaz de potenciar los nuevos ecosistemas establecidos mediante la conformación de terrazas, las cuales cumplieran tanto con funciones técnicas de clausura y sellado de vertedero, como con la incorporación de un sistema de senderos, que al combinarse fueran capaces de generar un nuevo paisaje e integrarse al entorno.
La basura se selló con una lámina impermeabilizante, una capa de grava drenarte de un metro de espesor y un filtro geotextil con una última capa de tierra vegetal, sobre la cual se plantaron especies nativas, resistentes y con pocas necesidades hídricas.
La vegetación propuesta incluye matorrales, árboles y arbustos, así como cultivos leguminosos nativos, en referencia al mosaico circundante de tierras de cultivo y bosques que por su capacidad de absorción, facilitan la regeneración de los suelos, promoviendo la sucesión de los ecosistemas primarios en el sitio, que con el tiempo se desarrollarán y se adaptarán al lugar.
En los taludes se plantaron árboles, como la encina y el pino, así como especies arbustivas de tipo zarzal, matorral o maqui. Las rampas y caminos fueron destinadas a la circulación de peatones y bicicletas. Adicionalmente se ordenó el acceso al parque desde Gavà, donde una serie de muros de gaviones que contienen residuos reciclados y tierra vegetal mantienen la memoria de su anterior uso como vertedero.
Los cultivos implementados en las terrazas se espera que evolucionen con el tiempo adaptándose completamente al sitio. Las terrazas serán cultivadas durante un período de tiempo hasta que las laderas se consoliden, y luego de este proceso se permitirá que los cultivos evolucionen hacia los paisajes circundantes, con el objetivo que en un futuro lejano se genere la reintegración total en el Parque Natural del Garraf.
Como se mencionaba anteriormente adicional a la restauración ecológica se planteó una serie de senderos que recorren el lugar, hasta llegar al inicio del itinerario paisajístico del Parque Natural del Garraf. El recorrido, que incluye miradores, se convierte en una experiencia didáctica que busca sensibilizar a los visitantes en temas medioambientales, e incluso se incluye la rehabilitación una pequeña masía que es utilizada como punto de información.
La idea de construir un nuevo paisaje, fue influenciado por la búsqueda de integrar el antiguo vertedero en el Parque Natural del Garraf. Si bien la morfología del sitio es diferente a la del entorno cercano, en otras zonas del Garraf hay valles cultivados que han sido modificados por diversas técnicas agrícolas adaptadas a la geografía, con sistemas de construcción de terrazas, agricultura y drenajes, que son similares a las técnicas empleadas en el caso del vertedero. No fue solo esta similitud la que inspiro a los diseñadores y especialistas; sino también el hecho que el uso de sistemas agrícolas es una de la forma más lógica y eficientes de intervenir en la restauración de paisajes degradados, gracias a su capacidad de establecer pautas para el mantenimiento la organización y la continuidad.
La conversión del vertedero en un paisaje agrícola se basó en tres factores clave: topografía, hidráulica y vegetación. El sistema topográfico fue abordado por el proyecto de límite. Mientras que el proyecto para el cierre del vertedero involucraba canales y terraplenes. El proyecto de restauración paisajística recurre a terrazas de cultivo, parcelas plantadas de árboles y campos de cultivo que contribuyen con la regeneración de los suelos y la construcción de un nuevo paisaje.
Un proceso largo y complejo, desarrollado en diversas etapas de ocultación de basuras, canalización de drenajes, extracción y explotación del gas, así como el establecimiento de terrazas con vegetación que le devuelvan la morfología al valle, para luego dejar que la naturaleza haga su trabajo y con el paso de los años den por terminada la restauración paisajística, de un lugar que en algún momento de su historia estuvo degradado; cuya memoria no debe perderse para recordarnos el alto impacto que es capaz de generar el ser humano sobre los ecosistemas y a la vez la capacidad que tiene para regenerarlos.
Autores: Enric Batlle i Joan Roig, arquitectos, Teresa Galí, ingenieria técnica agrícola Colaboradores: PROSER, Proyectos y Servicios, S.A. GEOCISA, RDS, Jordi Nebot, Xavier Ramoneda, Mario Suñer, arquitectos, Elena Mostazo, ingeniera agrónoma.
Fecha de Proyecto: 2002
Fecha de Construcción: 2010
Cliente: AMB, Entitat Metropolitana de Serveis Hidràulics i Tractament de Residus, Diputació de Barcelona Constructor: URBASER, FCC, CESPA, COMSA, EMTE
Superficie: 85 Há
Fotografías: Jordi Surroca
Artículo escrito por nuestro colaborador: Jaime Hernandez
Bibliografía
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