Bogotá es la capital de Colombia, se localiza en el centro del país a 2.600 metros sobre el nivel del mar, el territorio que ocupa la ciudad es conocido como la “Sabana de Bogotá”, un altiplano que hace parte de la cordillera oriental de los Andes. La ciudad se encuentra limitada en la zona oriental por un sistema montañoso conocido como los cerros orientales y en el occidente por el río Bogotá, este territorio hace unos 20.000 años era un gran lago que unía cerros y río.
Hoy solo quedan algunos resquicios de este pasado lacustre, la ciudad desecó la gran mayoría de humedales para su desarrollo urbano, pasando de 50.000 hectáreas a principios del siglo XX, a solo 727, quedando únicamente el 1.45% del área original, este deterioro se ha dado en gran parte debido al desconocimiento generalizado de la importancia ecosistémica de los humedales.
La riqueza ambiental del país, contrasta con los altos niveles de deforestación y explotación para materias primas; la minería ilegal, la ganadería extensiva y la tala indiscriminada son algunos de los más grandes problemas, los altos índices de especies en vía de extinción han hecho que Colombia se encuentre actualmente en la lista roja de los 8 países responsables de la mitad del deterioro del planeta.
Como estrategia de conservación y protección de los ecosistemas, el Jardín Botánico de Bogotá desarrolla la iniciativa “Nodos de Diversidad”, un ambicioso proyecto que busca realizar una nueva expedición botánica a lo largo de distintas zonas del país y que permitirá proteger y poner en valor, algunos de los ecosistemas más amenazados en el territorio colombiano. El Tropicario, como se denomina el proyecto, es la principal infraestructura de este plan, será el espacio para exhibir y promover los resultados de estas expediciones.
El proyecto se emplaza sobre la huella de una antigua estructura, la cual se encontraba en un alto estado de deterioro. Del sitio de implantación, fue determinante la conservación de las palmas de cera que lo rodean, especie declarada árbol nacional, en vía de extinción y de crecimiento muy lento. Estas palmas viven más de 100 años, alcanzando alturas hasta de 70 metros. Alrededor del Tropicario, existen más de 70 palmas de este tipo en estado adulto. Esto planteó la necesidad de usar un sistema de formas flexibles, que no las afectara.
Otra condición importante era la integración a la estructura del Jardín Botánico y su fuerte vocación educativa y de divulgación, el Tropicario hace parte del recorrido general del Jardín, la arquitectura propuesta se genera a partir de recorrerse, por lo que no podía pensarse como un edificio cerrado por muros.
La pregunta de partida fue, ¿Cómo relacionarnos con el paisaje de la Sabana de Bogotá?, esta pregunta requeriría al proyecto funcionar como un espacio para divulgar y enseñar acerca de los valores y amenazas ambientales que enfrenta este territorio, como una forma de aportar a la cultura del paisaje local.
La respuesta implicó entender el edificio como un sistema, partes relacionadas que conforman un todo. Conceptualmente se buscó que las distintas áreas del programa funcionen como espacios flotantes, dentro de un humedal, el ecosistema propio de la Sabana de Bogotá. Para ello fueron importantes referencias de arquitectura anfibia desarrollados por la ingeniería prehispánica (Chinampas, Camellones, Islas Flotantes).
El proyecto se compone de seis colecciones: Bosque Húmedo, Bosque Seco, Colecciones Especiales, Plantas Útiles, Superáramos y Biodiversario, cada espacio tiene requerimientos de altura, temperatura y humedad específica, estos espacios funcionan como módulos “flotantes”, articulados a través de un Humedal Artificial, colección propuesta por el equipo de diseño desde la fase del concurso.
Se procuró el uso de sistemas de control de temperatura pasivos, que no requirieran sistemas de ventilación mecánicos, se utilizó vidrio con distintos espesores y filtros y sistemas automatizados de apertura de algunas áreas para controlar la temperatura. Cada una de las estructuras se plantean como un receptor de agua, se incorporó un óculo en su parte alta, para captar el agua lluvia, y conducirla a lagos ubicados en el interior de los espacios, desde donde pasa al humedal artificial perimetral, que funciona como un gran reservorio de agua que se usa para los sistemas de riego de la vegetación, creando un ciclo cerrado.
Un sistema de “esclusas”, espacios de transición entre las distintas colecciones, permiten al visitante pasar de un espacio a otro, conservando las condiciones de temperatura requeridas para cada espacio, dentro de cada exclusa se ubican los controles técnicos de los espacios y las salidas de emergencia requeridas.
La emergencia medioambiental que vive nuestro planeta, hace necesario que el proyecto público se piense desde lógicas urbanas y ambientales de manera simbiótica, con el fin de salvaguardar el patrimonio ambiental de todos. El Tropicario es una apuesta a construir una cultura del paisaje donde desde lo local, se transmita un mensaje de urgencia global.
El sistema estructural se basó en pilotes de concreto hincados a 30mts de profundidad del suelo, los cuales se ubicaron en el perímetro de las estructuras, el objetivo de este sistema era dejar libre el suelo al interior de los espacios con el fin de poder tener áreas de siembra profundas. Al llegar a la superficie, sobre estos pilotes, se realizó el vaciado de muros inclinados en concreto, los cuales funcionan como soporte de la estructura metálica y permitían usarse al interior de los espacios como “macetas”, donde se puede contener parte de la tierra de las siembras y generar cambios en la topografía que permiten organizar las áreas de siembra de las distintas especies. Sobre los muros en concreto reforzado se instalan pilares metálicos, de 30cms x 10cms de ancho, ubicados en el perímetro de cada espacio conformando “canastos estructurales”, una estructura espacial autoportante, que permite que al interior no existan columnas.
Oficina de Arquitectura: DARP. (De Arquitectura y Paisaje)
Año finalización construcción: 2020
Superficie construida: Área total construida: 3.787 m2.
Ubicación: Bogotá - Colombia Directores del Proyecto: Jorge Buitrago, Jaime Cabal
Coordinador: David Carmona.
Equipo de Diseño: Fase de Concurso: Melisa Arango - Carlos Andrés Palacio - Sara Olier - Benjamín Gómez - Mateo Agudelo - Dg. Adriana García. - Etapa de Desarrollo: Jamie NG - Teresa Tognetti Bottone - Carlos Andrés Palacio - Cristian Camilo Ríos - Milena Jaramillo – Sebastián Rosas - Héctor Ospina – Mauricio Álvarez – Katherine Agudelo - Dg. Adriana García.
Cliente: Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis.
Ingeniería: CNI Ingenieros.
Paisajismo: DARP - Jardín Botánico de Bogotá - Arq. Carlos Betancur – Nadia Guacaneme.
Consultores: DARP. (De Arquitectura y Paisaje)
Colaboradores: SISTEC. Sistemas Integrados De Energía Y Tecnología S A S.
Flux Ingeniería SAS.
Fotografía: Mauricio Carvajal.
Texto: DARP - De Arquitectura y Paisaje
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