La investigación preliminar se centra en el análisis y síntesis de tres variables: ecológica, histórico-cultural y social-turística.
Antártica es un verdadero desierto de agua. Con un promedio de 166mm de lluvia al año es el continente más seco del planeta, no obstante 99% de su superficie está cubierta por hielo, lo que constituye el 85% de toda el agua dulce disponible en el planeta.[1] Este patrimonio de agua está amenazado por los fenómenos de cambio climático que en los últimos 70 años han acelerado el proceso de derretimiento del hielo polar. Si las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera no disminuyen, para 2100 el nivel del mar podría aumentar en 60 cm, suficiente para poner las ciudades costeras del mundo en crisis.[2] La consecuencia local más evidente es el retraso de los glaciares y el consiguiente desprendimiento de icebergs titánicos, como el caso del iceberg A68, de casi 6.000 km2, de la plataforma de hielo Larsen C, en julio 2017.
Antártica y cambio climático, © Francesco Fama’
El aislamiento de Antártica le ha permitido permanecer prístina de la presencia humana durante mucho tiempo después de la aparición del ser humano en el planeta. A pesar de las especulaciones iniciales sobre la existencia de una Terra Australis Incognita (Ptolomeo, 150 d.C.), su primer avistamiento confirmado fue en 1820, seguido por el primer desembarque el año después. Desde entonces, las exploraciones han aumentado, hasta culminar en la “Era Heroica” de la exploración antártica, entre 1897 y 1922. Una expedición, en particular, permaneció en el imaginario colectivo. La Expedición Terra Nova, dirigida por el capitán inglés Robert Falcon Scott, donde toda la tripulación perdió la vida. Las fotos de Herbert Ponting, que participó en la primera parte, retratan un paisaje que es un ejemplo perfecto del concepto de lo sublime de Burke. Un sublime traumático, para la aniquilación de la distancia entre paisaje y ser humano, de un paisaje capaz de aniquilar al observador y despertar en él un terror visceral.[3]
La "Era Heróica" de la exploración antártica (1897-1922)
Joanna Price, “Antarctica and the Traumatic Sublime”, Journal of applied sport psychology 27, no 2 (2015): 216
Si hace un siglo Antártica era un infierno de hielo, hoy el progreso tecnológico hizo más fácil visitar el continente. Desde los pocos cientos de turistas hasta el principio de 1990, hoy el continente recibe más de 55.000 visitantes al año, el 97% de ellos solo en la Península.[4] Con el objetivo de entender cuáles son las expectativas y visiones sobre el continente, se analizó el fenómeno del turismo desde la perspectiva del turista mismo. La imagen que la mayoría de los visitantes asocia con la Antártica es la de un territorio prístino y remoto, caracterizado por una naturaleza extraordinaria. El interés principal es por las excursiones, el paisaje y el carácter didáctico de todo el viaje, tanto desde el punto de vista cognitivo, como la observación de icebergs, glaciares y fauna local, tan emotivos, con la contemplación de un paisaje sublime, remoto y hostil, una experiencia descrita como única en la vida.[5]
Turistas bañándose en las aguas cálidas de la caldera de Isla Decepción, Antarctica (2012), © Geoff Renner
El elemento que permite sintetizar ecología y cambio climático, visible sobre todo en el receso de glaciares y desprendimiento de icebergs, historia y cultura, en el concepto de sublime, y turismo, con el intento de proporcionar una experiencia única al visitador, es el concepto de icebergscape.
Lo del icebergscape es un concepto que abarca diferentes disciplinas, desde la ecología del paisaje hasta la arquitectura del paisaje. De hecho, es un hibrido entre el landscape y el waterscape. El icebergscape es un paisaje sublime y el iceberg es símbolo mundial del cambio climático. El icebergscape desempeña un papel ecológicamente importante, para las peculiaridades del iceberg, que actúa como un verdadero hotspot ecosistémico. Por último, el icebergscape abarca casi todas las características y expectativas que busca el turismo.
HACIA LA DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE ICEBERGSCAPE
Escalas de aproximación para la definición del icebergscape
En el curso de la investigación sobre el icebergscape, se analizaron diferentes escalas de aproximación:
La escala continental es fundamental para entender cuáles son las áreas críticas relacionadas al cambio climático, detectando los fenómenos principales de derretimiento y desprendimiento de icebergs en la Península Antártica. La Península es el lugar con mayor concentración de seres humanos del continente, turistas y científicos. Los glaciares de la costa este han sufrido pérdidas significativas en las últimas dos décadas y alrededor de estos se genera un canal con una presencia masiva de icebergs.
Análisis continental – Desprendimiento icebergs y perdida de hielo, © Francesco Fama’
Análisis Península – Receso glaciares y recorrido iceberg A68, © Francesco Fama’
En la Península, fue elegido el Archipiélago de James Ross como caso de estudio para la formulación del icebergscape por la presencia de un alto número de glaciares e icebergs, y por la alta variabilidad en la extensión del hielo marino en su alrededor, intentando monitorizar sus cambios y transformaciones a través de las imágenes satelitales.
Análisis Archipiélago de James Ross – Extensión y variabilidad hielo marino y icebergs, © Francesco Fama’
Trabajando contemporáneamente a las escalas del glaciar y del iceberg fue posible formular el concepto de icebergscape, analizando simultáneamente el iceberg como unidad y como fragmento de un sistema más complejo.
Se analizó el proceso de formación y vida de un iceberg, su clasificación según el tamaño, la forma y el color y su valor como lugar, identificando casos de estudio en los que el iceberg fue ocupado por el ser humano y su valor como hotspot ecosistémico.[6] [7]
Análisis Iceberg – Formación y ciclo de vida, © Francesco Fama’
Análisis Iceberg – Clasificación por tamaño, forma y color, © Francesco Fama’
Análisis Iceberg – Hotspot ecosistémico, © Francesco Fama’
Analizado el iceberg, esto se puede relacionar con un sistema más complejo a escala territorial, adaptando diferentes teorías de la ecología del paisaje, como mosaico, gradiente y biogeografía insular, a este sistema. Esto proporciona una clave de lectura del paisaje que permite asociar diferentes escalas territoriales y temporales. Un icebergscape es un tipo de paisaje único, que se constituye al mismo tiempo por elementos comunes al landscape (glaciar) y al seascape (corrientes marinas), que puede interpretarse en su complejidad mediante la aplicación complementaria de un modelo mosaico (icebergs como fragmentos de parches y escalones) y gradiente (intensidad del hotspot ecosistémico).[8] [9] [10] [11]
Interpretación Icebergscape – Ecología del paisaje, © Francesco Fama’
Una vez identificadas las características ecológicas y geográficas que distinguen el icebergscape, se necesita su interpretación a través de la arquitectura del paisaje, analizando teorías y conceptos consolidados dentro de la disciplina para luego aplicarlas al caso estudio antártico. Según las consideraciones hechas hasta ahora, el proyecto que permite de la mejor manera la aproximación y visualización de un icebergscape es su interpretación en el sentido de parque de iceberg. Un parque, de hecho, permite una implicación y una relación directa entre ser humano y paisaje, a la que se puede aproximar según diferentes escalas. Se analizaron varias referencias sobre la evolución del concepto de parque, desde el jardín inglés de Lancelot Brown del siglo XVI hasta el parque contemporáneo, pasando por los primeros parques públicos de Frederick Law Olmsted del siglo XIX, con el fin de identificar estrategias útiles para el diseño y la planificación antártica. [12] [13] [14]
Interpretación Icebergscape – Arquitectura del paisaje, Referentes (izq.) y estrategias (dcha.), © Francesco Fama’
Una estrategia, en particular, es fundamental: el framework. Un concepto de la modernidad, crucial especialmente en el diseño de grandes parques, en los que es físicamente imposible gestionar las complejas dinámicas físicas y ecológicas que tienen lugar en su interior. De hecho, el framework está vinculado a otros dos conceptos de la arquitectura del paisaje contemporánea: procesos open ended y diseño adaptativo. [15]
PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA EXPERIENCIA SUBLIME
La identificación e implementación de un framework adaptativo y dinamico permite establecer un datum, un sistema de referencia único para actividades de análisis y monitoreo y que sirve al mismo tiempo como infraestructura de apoyo a actividades recreativas. Un framework que permite una sistematización del proceso de planificación y diseño del área, pero lo suficientemente versátil para adaptarse a las dinámicas del sitio y a sus continuos cambios de configuración.
El uso de una geometría reconocible y precisa permite establecer un sistema de referencia único (datum) dentro del paisaje, en apariencia conceptualmente opuesto al cambio continuo de configuración de la zona. En segundo lugar, la elección tecnológica de los elementos que componen el sistema hace que esta geometría no sea rígida e inamovible, sino que, por el contrario, responde activamente a la evolución del contexto, adaptándose y reconfigurándose según los requisitos contingentes. El framework de proyecto tiene una geometría 'por celdas', donde cada celda se define mediante cuatro vértices. La agregación de diferentes celdas y su tamaño le permite tener más control sobre áreas de diferente extensión.
La configuración identificada para la realización del framework del proyecto es una malla cuadrada 3x3, con cada celda de 1 kilómetro en el lado. (Fig16) Esta decisión se debe al deseo de ubicarse en el entorno inmediato de la parte terminal del Glaciar de Gourdon, con el fin de hacer que el fenómeno del calving y los icebergs generados por él sean parte integrante del proyecto, adoptando entonces una dimensión adecuada a la escala del glaciar y su contexto. Además, una celda de 1x1 kilómetros favorece el estudio y la aproximación de icebergs de categoría 1 (Fig11), que varían en tamaño de 25 a 100 metros de ancho, y que, según el análisis preliminar realizado en la zona a través del estudio de imágenes satelitales, constituyen la mayoría dentro del territorio analizado.
Este framework se materializa mediante el uso de un dispositivo especialmente diseñado, una boya de alta tecnología que permite que el proyecto se desarrolle tanto en términos del componente científico como de investigación y monitoreo, así como para la planificación y diseño de actividades que involucren a los visitantes en el territorio. La boya cumple varias tareas y se han implementado varias estrategias para su diseño:
- Sostenibilidad: Uso de fuentes de energía renovables que permitan su funcionamiento (solar, eólica, hidroeléctrica) y dispositivos que evitan la interacción de fauna antártica con la boya.
- Autonomía: en el movimiento, con el fin de evitar colisiones con los icebergs durante el verano, autonomía energética, a través del uso de fuentes renovables, y autonomía en la transferencia de datos, utilizando un sistema de almacenamiento cloud que permite evitar la intervención directa del personal científico.
- Modularidad: a través de la agregación de diferentes dispositivos y módulos, este elemento básico permite cumplir una multiplicidad de funciones relacionadas tanto con el monitoreo como con la investigación científica y las diferentes experiencias que los visitantes pueden vivir dentro del área.
- Visibilidad: la boya también cumple con su función tradicional de punto de referencia. Durante el invierno antártico o en condiciones de baja visibilidad, la presencia de balizas de luz permite a los barcos o visitantes en general orientarse dentro del territorio.
Axonométrica explotada boya de proyecto, © Francesco Fama’
Una vez establecida la planificación de la zona y el framework infraestructural, el último tema a definir es la construcción de la experiencia del visitante dentro del paisaje hasta ahora analizado y descrito. El dinamismo del paisaje no permite capturar en un solo diseño las diferentes condiciones que se alternan a lo largo de un año. Por esta razón, se representa un plan maestro hipotético de una configuración plausible dentro del territorio, para comunicar gráficamente los conceptos expresados. Como mencionado al principio, el paisaje antártico es una manifestación del concepto de sublime de Burke, por lo que la experiencia que se pretende vivir a través del proyecto quiere enfatizar esta característica, enriqueciéndola al mismo tiempo con un componente educativo, que permite a los visitantes no solo consternarse ante sus diferentes manifestaciones, sino entender los fenómenos en curso y las consecuencias del cambio climático en todo el planeta. Dentro de uno o más sectores del framework, se identifican y analizan configuraciones particulares de icebergs, tanto en caso de que queden atrapados en el hielo marino como cuando estén libres de navegar. En el primer caso, se establece una relación directa con ciertos objetos, en el segundo caso, dada la disponibilidad variable a lo largo del tiempo, se elige un área particular para el desarrollo de las estrategias resultantes. A partir de la definición de cada categoría proporcionada por el propio Burke, se establecen objetivos y estrategias específicas e identifican referencias de diseño artísticos y proyectuales en las que se logran estos objetivos, para finalmente llegar a proponer una serie de folies que permitan una experiencia original del icebergscape. [16]
Plan maestro hipotético de proyecto, © Francesco Fama’
La experiencia sublime consta de tres transiciones: reposo, erupción y resolución.[16] Aunque estas fases están generalmente vinculadas a una experiencia puramente contemplativa, el proyecto tiene como objetivo hacer que el observador reflexione sobre la red de relaciones implícitas que vinculan la Antártica con el resto del planeta y la humanidad. La fase de reposo está representada por la llegada del visitante dentro del territorio, en un momento en que su mente aún no ha tenido experiencia directa del lugar y por lo tanto lo imagina basado en conocimientos previos. La fase de erupción está representada por el progresivo surgimiento del icebergscape en sus diferentes sentidos sublimes, rompiendo las asociaciones previamente imaginadas y construyendo otras nuevas. Por último, la fase de resolución, cuando se renueva la relación entre observador y objeto. Es precisamente en esta última fase que se inserta el componente educativo del proyecto; una vez que la experiencia es entendida y asimilada, será relacionada con los fenómenos que son agentes no sólo en el territorio antártico, sino en todo el planeta, a través de la explicación de las diferentes relaciones causa-efecto, su evolución a lo largo del tiempo y su impacto en una escala local y global.
Las experiencias pueden ser pasivas y más enfocadas en la introspección, como en el caso de miradores que permiten observar desde diferentes puntos de vista y a diferentes escalas espacial y temporal los icebergs y el paisaje o inserciones que permiten aislarse parcialmente para contemplar el paisaje , o experiencias que pueden evocar el espíritu de aventura de los primeros exploradores y remontar, de manera moderna, sus pasos.
Imagen objetivo - Vista desde el mirador (superficie) – Área 1 , © Francesco Fama’
Imagen objetivo - Vista desde el mirador (subacuático) – Área 4, © Francesco Fama’
Imagen objetivo - Vista de la inserción en el sitio – Área 2, © Francesco Fama’
Imagen objetivo - Vista desde el interior – Área 2, © Francesco Fama’
Imagen objetivo – Acercamiento al área temática – Área 1, © Francesco Fama’
Imagen objetivo – Navegación en el área e inserción – Área 4, © Francesco Fama’
Autor: Francesco Fama
Instagram: @freloz
Proyecto realizado para el Magíster en Arquitectura del paisaje de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Magíster en Arquitectura del paisaje de la Pontificia Universidad Católica de Chile: https://magisterarq.cl/programas/magister-en-arquitectura-del-paisaje/
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